Bitácora - Semana 13

Sobre algunos problemas con la noción de 'pensamiento crítico'

Cualquiera podría asumir que detentar la capacidad del pensamiento crítico y, posteriormente, ejecutarla, implicaría el rechazo indiscriminado de las reglas y de aquello que ha sido preestablecido con anterioridad. Quizá muchos suscriban inconscientemente, en esta aversión, a las consignas futuristas de Marinetti (1909): ese repudio por la “admiración inútil del pasado” y “de los museos, de las bibliotecas y de las academias”, que él llama “cementerios de esfuerzos perdidos, calvarios de sueños crucificados [y] registros de impetuosidades rotas” (p.2). Quizá muchos exclamarán: “¡Para qué las normas?, estas solo nos cohíben y frenan nuestros impulsos creativos, nuestras capacidades de autogestión, nuestra genialidad y nuestra visión crítica del mundo”.
Hoy día se propaga una epidemia que consiste en asociar la infantilización cognitiva y la ausencia de espíritu agudo con la adhesión a fes y religiones milenarias, con el aprovechamiento de los consejos de los abuelos y de los padres, con la obediencia a los modos de vida tradicionales. El rebelde es, sin duda alguna, el más crítico. O al menos así se nos invita a pensar. Pero ¿verdaderamente será más crítico quien (valga la redundancia) critica global e indiferentemente todo lo pretérito, todo lo masivo, todo lo que no huele a máquina y a comprobación científica y a números y cifras? Aparecen, entonces, las más bellas palabras recitadas por el poeta Novalis (2011):
Cuando cifras y figuras dejen de ser
las claves de toda criatura,
cuando aquellos que al cantar o besarse
sepan más que los sabios más profundos,
cuando vuelva al mundo la libertad de nuevo,
vuelva el mundo a ser mundo otra vez […] (p. 35).
No puedo, en mi sano juicio, suscribir a la opinión de JOLULIPA: Reason&Science (2015) (según mi criterio, bastante descarada y simplista), que asocia obligatoriamente el pensamiento crítico con la idea de un constante escepticismo. Si consultamos la definición de ese término, hallaremos que se trata de la “desconfianza o duda de la verdad o eficacia de algo” (Real Academia Española, 2018); yo me pregunto, en toda honestidad: ¿quién podría vivir en constante estado de suspicacia y de recelo, de dubitativo acercamiento hacia las cosas y los seres? Considero que el pensamiento crítico es algo más complejo, puesto que vacilar frente a cualquier afirmación potencial de verdad viene siendo igual de problemático a confirmarlo todo, sin ningún tipo de filtro. El escepticismo no es, bajo ningún motivo, una actitud que posibilite un comportamiento armonioso con el mundo que nos rodea.
            Para rebatir esto, quisiera utilizar, a modo de ejemplo, la aceptación de las reglas de la gramática y la ortotipografía española. De acuerdo con lo anterior, ¿qué se supone que deberíamos hacer con ellas? ¿Desecharlas o destruirlas o relegarlas al olvido? Desde el día en que nacimos, en nuestra condición de seres necesariamente lingüísticos —pensemos en la Haus des Seins de Heidegger (2000): “El lenguaje es la casa del ser. En su morada habita el hombre” (p.20)—, el idioma español nos fue dado con unos códigos de entendimiento mutuo y de posibilidad de la comprensión. No creo que, entonces, podamos decir: “De ahora en adelante yo voy a decir ‘los mujeres’ o ‘las hombres’”, con tono emancipatorio y excéntrico. ¡Si las reglas buscan precisamente la concordia en la armonía, el flujo natural del lenguaje en la transacción y en la poesía! ¿Debemos cuestionarlas automáticamente, en detrimento de poder comunicarnos los unos a los otros?
Y lo más curioso: las reglas no son comprobables con la eficiencia ni resultan necesariamente en la optimización del débito vocal, en la simplicidad labial o en la pronunciación sencilla (p. ej. ¿por qué abrimos y cerramos las preguntas y las exclamaciones en vez de solo cerrarlas?). Existen normas demasiado cómicas e intrincadas, que parecieran diseñadas solo para seres maniatados y afectados o con una memoria prodigiosa. Es por esto que también debo rechazar la acepción de pensamiento crítico que plantea la Fundación Educativa Activa-t (2018), que, desde su esquema are (afirmación, razón, evidencias), considera que solo aquello que ‘muestra resultados’ es digno de ser ungido en la pila bautismal del pensamiento crítico. Yo me opongo: aunque sea inútil y no ‘sirva para nada’ —aunque pudiera ser de otra manera—, preferiré no usar el gerundio para indicar simultaneidad o no comerme las preposiciones en las enumeraciones.
Con lo anterior trato de decir que el pensamiento crítico no puede depender solo de las comprobaciones empíricas de los fenómenos. Si no, ¿cómo podría el pensamiento abordar lo invisible, como el amor y la concordia y la explotación? Ni tampoco puede ceñirse a unas reglas establecidas hace ya casi un siglo por un autor español (que, dicho sea de paso, se trata de un hombre con ansias de antiguallas y pasados rurales; un hombre que no pudo aceptar que la sociedad moderna vive, obligatoriamente, en masse), como que todo lo que la mayoría hace es cuestionable de por sí (Puentes Pinzón, 2018). ¿Será, entonces, muy crítico de mi parte dejar de respirar o de comer o de bañarme? ¿O ufanarme de ‘renovador del lenguaje’ y empezar a hablar sin artículos, en plena desobediencia de la norma? Considero, en últimas, que el pensamiento es crítico ad hoc, en cada caso particular.
El pensamiento es crítico cuando abraza a una religión o club que ofrece a las personas sosiego; pero también lo es cuando rechaza a aquellos que roban el dinero en nombre de algún dios. El pensamiento es crítico cuando determinamos dormir más cuando estamos muy cansados, o menos si el trabajo nos apremia. El pensamiento crítico, sobre todo, se critica a sí mismo: cada situación requiere de nosotros una consideración mayor y profunda.

Referencias
Fundación Educativa Activa-t. (29 de octubre de 2018). PENSAMIENTO CRÍTICO: Estructura argumental. Obtenido de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=BQa1tqExVRA
Heidegger, M. (2000). Carta sobre el humanismo. Madrid: Alianza Editorial.
JOLULIPA: Reason&Science. (22 de septiembre de 2015). Pensamiento Critico 2.0. Obtenido de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=cTW-WZkhW_8
Marinetti, F. (abril de 1909). El futurismo. Prometeo, II(VI), 1-3.
Novalis. (2011). Poemas tardíos. (A. Pau, Ed., & A. Pau, Trad.) Madrid: Linteo.
Puentes Pinzón, F. (21 de junio de 2018). 4 reglas para desarrollar el pensamiento critico - Desarrollo del Pensamiento Crítico. Obtenido de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=YZYptdWiZHU
Real Academia Española. (2018). escepticismo. Obtenido de Diccionario de la lengua española: https://dle.rae.es/?id=GDlmBBp

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