Sobre algunos problemas con la noción de 'pensamiento crítico'
Cualquiera podría
asumir que detentar la capacidad del pensamiento crítico y, posteriormente,
ejecutarla, implicaría el rechazo indiscriminado de las reglas y de aquello que
ha sido preestablecido con anterioridad. Quizá muchos suscriban inconscientemente,
en esta aversión, a las consignas futuristas de Marinetti (1909): ese repudio
por la “admiración inútil del pasado” y “de los museos, de las bibliotecas y de
las academias”, que él llama “cementerios de esfuerzos perdidos, calvarios de
sueños crucificados [y] registros de impetuosidades rotas” (p.2). Quizá muchos
exclamarán: “¡Para qué las normas?, estas solo nos cohíben y frenan nuestros
impulsos creativos, nuestras capacidades de autogestión, nuestra genialidad y nuestra
visión crítica del mundo”.
Hoy
día se propaga una epidemia que consiste en asociar la infantilización
cognitiva y la ausencia de espíritu agudo con la adhesión a fes y religiones
milenarias, con el aprovechamiento de los consejos de los abuelos y de los
padres, con la obediencia a los modos de vida tradicionales. El rebelde es, sin
duda alguna, el más crítico. O al menos así se nos invita a pensar. Pero ¿verdaderamente
será más crítico quien (valga la redundancia) critica global e indiferentemente
todo lo pretérito, todo lo masivo, todo lo que no huele a máquina y a
comprobación científica y a números y cifras? Aparecen, entonces, las más
bellas palabras recitadas por el poeta Novalis (2011):
Cuando cifras y figuras
dejen de ser
las claves de toda
criatura,
cuando aquellos que al
cantar o besarse
sepan más que los sabios
más profundos,
cuando vuelva al mundo la
libertad de nuevo,
vuelva el mundo a ser
mundo otra vez […] (p. 35).
No puedo, en mi
sano juicio, suscribir a la opinión de JOLULIPA: Reason&Science (2015) (según
mi criterio, bastante descarada y simplista), que asocia obligatoriamente el
pensamiento crítico con la idea de un constante escepticismo. Si consultamos la
definición de ese término, hallaremos que se trata de la “desconfianza o duda
de la verdad o eficacia de algo” (Real Academia Española, 2018); yo me
pregunto, en toda honestidad: ¿quién podría vivir en constante estado de
suspicacia y de recelo, de dubitativo acercamiento hacia las cosas y los seres?
Considero que el pensamiento crítico es algo más complejo, puesto que vacilar
frente a cualquier afirmación potencial de verdad viene siendo igual de
problemático a confirmarlo todo, sin ningún tipo de filtro. El escepticismo no
es, bajo ningún motivo, una actitud que posibilite un comportamiento armonioso
con el mundo que nos rodea.
Para rebatir esto, quisiera utilizar,
a modo de ejemplo, la aceptación de las reglas de la gramática y la ortotipografía
española. De acuerdo con lo anterior, ¿qué se supone que deberíamos hacer con
ellas? ¿Desecharlas o destruirlas o relegarlas al olvido? Desde el día en que
nacimos, en nuestra condición de seres necesariamente lingüísticos —pensemos en
la Haus des Seins de Heidegger (2000): “El lenguaje es la casa del ser.
En su morada habita el hombre” (p.20)—, el idioma español nos fue dado con
unos códigos de entendimiento mutuo y de posibilidad de la comprensión. No creo
que, entonces, podamos decir: “De ahora en adelante yo voy a decir ‘los mujeres’
o ‘las hombres’”, con tono emancipatorio y excéntrico. ¡Si las reglas buscan
precisamente la concordia en la armonía, el flujo natural del lenguaje en la
transacción y en la poesía! ¿Debemos cuestionarlas automáticamente, en
detrimento de poder comunicarnos los unos a los otros?
Y
lo más curioso: las reglas no son comprobables con la eficiencia ni resultan
necesariamente en la optimización del débito vocal, en la simplicidad labial o en
la pronunciación sencilla (p. ej. ¿por qué abrimos y cerramos las preguntas y
las exclamaciones en vez de solo cerrarlas?). Existen normas demasiado cómicas e
intrincadas, que parecieran diseñadas solo para seres maniatados y afectados o
con una memoria prodigiosa. Es por esto que también debo rechazar la acepción
de pensamiento crítico que plantea la Fundación Educativa Activa-t (2018), que,
desde su esquema are (afirmación,
razón, evidencias), considera que solo aquello que ‘muestra resultados’ es
digno de ser ungido en la pila bautismal del pensamiento crítico. Yo me opongo:
aunque sea inútil y no ‘sirva para nada’ —aunque pudiera ser de otra manera—,
preferiré no usar el gerundio para indicar simultaneidad o no comerme las
preposiciones en las enumeraciones.
Con
lo anterior trato de decir que el pensamiento crítico no puede depender solo
de las comprobaciones empíricas de los fenómenos. Si no, ¿cómo podría el
pensamiento abordar lo invisible, como el amor y la concordia y la explotación?
Ni tampoco puede ceñirse a unas reglas establecidas hace ya casi un siglo por
un autor español (que, dicho sea de paso, se trata de un hombre con ansias de
antiguallas y pasados rurales; un hombre que no pudo aceptar que la sociedad
moderna vive, obligatoriamente, en masse), como que todo lo que la
mayoría hace es cuestionable de por sí (Puentes Pinzón, 2018). ¿Será, entonces,
muy crítico de mi parte dejar de respirar o de comer o de bañarme? ¿O ufanarme
de ‘renovador del lenguaje’ y empezar a hablar sin artículos, en plena desobediencia
de la norma? Considero, en últimas, que el pensamiento es crítico ad hoc,
en cada caso particular.
El
pensamiento es crítico cuando abraza a una religión o club que ofrece a las
personas sosiego; pero también lo es cuando rechaza a aquellos que roban el
dinero en nombre de algún dios. El pensamiento es crítico cuando determinamos dormir
más cuando estamos muy cansados, o menos si el trabajo nos apremia. El
pensamiento crítico, sobre todo, se critica a sí mismo: cada situación
requiere de nosotros una consideración mayor y profunda.
Referencias
Fundación Educativa Activa-t. (29 de octubre de 2018).
PENSAMIENTO CRÍTICO: Estructura argumental. Obtenido de YouTube:
https://www.youtube.com/watch?v=BQa1tqExVRA
Heidegger, M. (2000). Carta sobre el humanismo. Madrid:
Alianza Editorial.
JOLULIPA: Reason&Science. (22 de septiembre de 2015). Pensamiento
Critico 2.0. Obtenido de YouTube:
https://www.youtube.com/watch?v=cTW-WZkhW_8
Marinetti, F. (abril de 1909). El futurismo. Prometeo, II(VI),
1-3.
Novalis. (2011). Poemas tardíos. (A. Pau, Ed., & A. Pau, Trad.) Madrid: Linteo.
Puentes Pinzón, F. (21 de junio de 2018). 4 reglas para
desarrollar el pensamiento critico - Desarrollo del Pensamiento Crítico.
Obtenido de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=YZYptdWiZHU
Real Academia Española. (2018). escepticismo. Obtenido
de Diccionario de la lengua española: https://dle.rae.es/?id=GDlmBBp
Comentarios
Publicar un comentario